MARTIRES EN ESPAÑA

El mensaje de nuestros Santos  y Beatos  permanece actual, su  recuerdo se prolonga en la  historia y nos anima a cultivar la fe y el amor, para ser luz y esperanza para los pobres.

Beatificados  el 13 de octubre  del 2013 por el Papa  Benedicto XVI .  Su fiesta noviembre 6 .

SACERDOTES DSE LA MISION.
Tomás Pallares.
Amado García
Pelayo José Granado.
Andrés Avelino Gutiérrez.
Ricardo  Atanes.
Fortunado  Velasco.
Leoncio Pérez
Ireneo Rodríguez
Gregorio Carmeño.
Antonio Carmaniú
Vicente Vilumbrales.
Modesta Moro.
Pilar Sánchez.

HERMANOS COADJUTORES.

Sebastián González
Luis Aguirre
Narciso Pascual.

LAICOS VICENTINOS
Dolores Broseta   .  Hija de María

HIJAS DE LACARIDAD.
Melchora  Cortés.
Severina  Díaz.
María Dolores Barroso
Estefanía Saldaña
María Asunción Mayoral.
Ramona Cao.
Juana Pérez.
Dolores Caro.
Concepción Pérez.
Andrea Calle
Josefa Gironés.
Lorenza  Díaz.
Gaudencia  Benavides.
Rosario   Ciércoles
María Luisa Bermúdez.
Micaela Herrán.
Martina Vásquez.
Josefa Marinez.
Joaquina Rey.
Victoria Arregui.
Josefa Laborra.
Carmen Rodríguez.
Estefanía Irisarri.
María Pilar Nalda.
Isidora  Izquierdo.

“ LA SANGREE  DE NUESTRAS  HERMANAS  HARA  QUE  VENGAN   MUCHAS  OTRAS, Y , MERECERÁ QUE  DIOS  CONCEDA  A  LAS  QUE QUEDAN,  LA  GRACIA  DE  LA  SANTIFICACION.”

( San Vicente. 1958 )

En la carta a los Romanos (8.35) San Pablo dice: “ Quién me separará del amor de Cristo? Las pruebas, las angustias, la persecución, el hambre, los peligros, la espada? Ni la muerte, ni la vida, ni el presente, ni el futuro, ni criatura alguna podrá apartarme del amor de Dios, que encontramos en Cristo Jesús”.

En la iglesia y en la espiritualidad vicenciana , mártir es la persona a quien se le arrebata la vida y ella la entrega con amor y libertad. Este hecho de arrebatar la vida, es siempre por una causa ; en nuestras mártires ha sido siempre la defensa de su fe, su adhesión a Jesucristo y su entrega a la causa del reino. Desde los primeros siglos de la cristiandad, aparecen en la iglesia los mártires, fecundándola con su sangre y fortaleciéndola con su testimonio; por eso el martirio es algo constitutivo de la vida cristiana, que no es otra cosa que amar y seguir a Jesucristo que dio la vida por nosotros. El martirio es un misterio de Dios, es una gracia y es un don. que no todos merecemos.

En la conferencia de abril de 1655, San Vicenta e habla a los misioneros del padre Blanc , que ha sido hecho prisionero en Escocia y les dice: “ la Cía podría sentirse dichosa, si Dios la encontrara digna de darle un mártir; tiene que haber algo muy grande en la cruz y en el martirio, ya que Dios suele pagar el servicio que se le hace, con persecuciones, cárceles y martirio.”

El Papa Benedicto XVI dice en uno de sus escritos: “Necesitamos testigos de la fe, mártires que entreguen su vida libremente, en las alternativas de la vida cotidiana; hoy más que nunca, en esta sociedad moderna y secularizada, es cada vez mayor la urgencia de plantar la cruz de Cristo en el centro del cristianismo, porque ella es memoria conmovedora de un Dios crucificado y recuerdo permanente de los que sufren injustamente”.

San Vicente hablando a las primeras Hijas de la Caridad les dijo: “Cuando Salomón quiso construir el templo a Dios, puso en él como fundamento, piedras preciosas ; quiera la bondad de Dios, concedernos la gracia de que vosotras, que sois el fundamento de la Cía, seáis esas piedras preciosas.” Y la Madre Guillemín, antigua Superiora general de la Cía , como parafraseando a San Vicente, dijo : “ La Compañía de las Hijas de la Caridad es una de las joyas de la iglesia, no digo que sea la más bella, pero sí, una de sus joyas.”

A estas Hermanas martirizadas en España, las podemos llamar, con sobrada razón, “piedras preciosas de la Cía, porque hicieron brillar la luz de Jesucristo. Ellas fueron felices en su vocación, su deseo era consumir su vida en seguimiento de Cristo, amándolo y sirviéndolo en la persona de los pobres; no buscaron la muerte, inclusive obraron con prudencia durante la persecución, pero aceptaron el martirio valientemente, convencidas de que es el acto supremo del amor a Dios.

A la Sma Virgen en las letanías la invocamos como la Reina de los mártires, porque su vida, como colaboradora en la obra de la redención, fue un continuo martirio. Después de la presentación en el templo, de la huida a Egipto de la pérdida de Jesús en el templo, etc. la encontramos con el corazón traspasado de dolor, al pie de la cruz recibiendo el último suspiro de su Hijo . Fue mártir en su corazón y la madre del primero y el más grande de los mártires. La plenitud de la gracia que había recibido desde su concepción y que no cesaba de crecer en ella, había aumentado considerablemente su capacidad de amar y de sufrir.
Hoy la iglesia continúa suscitando mártires que, en pos y a ejemplo de María y de lo primeros mártires de la Iglesia , con su testimonio nos recuerdan que no podemos pretender amar a Dios, si no somos capaces de sufrir con El y por El.

No podemos olvidar que hay diferentes clases de martirio. Hay en primer lugar el martirio de la fe, que consiste en sufrir la muerte por el nombre de Cristo, este es el martirio por excelencia. La cruz, en la vida de una H.C. o de un Misionero, puede tomar diferentes formas y conducir por caminos muy diversos. En algunas ocasiones puede ser el martirio de la sangre, como lo vemos en nuestros mártires; pero otras veces puede ser el martirio del corazón, como lo sufrió la Sma Virgen, o el martirio de la entrega diaria en condiciones difíciles, compartiendo con los pobres su cruz, su pasión, sus sufrimientos; el martirio de la injusticia, de la incomprensión , de la persecución, el martirio de una larga y penosa enfermedad. Todo esto, no es otra cosa que ir muriendo cada día.

En la repetición de oración del 12 de noviembre de 1656 San Vicente dijo: “ Quiera Dios, padres y hermanos, ,que todos los que vengan a la Compañía, vengan con el pensamiento del martirio, con el deseo de sufrir en ella y de consagrarse por entero al servicio de Dios, tanto en los países lejanos, como aquí, o en cualquier otro lugar. Si hermanos míos, con el pensamiento del martirio; deberíamos pedirle muchas veces a Dios esta gracia y esta disposición de estar dispuestos a exponer nuestra vida por su gloria y la salvación del prójimo. Puede haber algo más razonable que dar la vida por AQUEL que entregó la suya por nosotros?

El padre Karl Rahaner dice: “ Todo cristiano, en todo tiempo y circunstancia , sigue a Jesús muriendo con El, por eso la espiritualidad cristiana ha reconocido que, soportar con amor y de manera paciente y heroica el sufrimiento, es una especie de martirio. Cuando en un cristiano brillan los valores evangélicos y se asumen las virtudes de las bienaventuranzas con todas sus consecuencias, se puede decir de él , que es un mártir.

Tanto la H.C. como el Sacerdote de la Misión, puede encontrarse a veces en situaciones tan difíciles, que los lleven a exponer su vida; a veces puede ser en lugares en donde hay epidemias, falta de higiene, inseguridad, persecución etc. La salvación el alivio de los pobres en un honor tan grande, que merece cualquier sacrificio, al precio que sea. No hay amor más grande que el de dar la vida por los que se ama.

La entrega, la inmolación, el martirio, es una consecuencia lógica de nuestra vocación, ya que, al consagrarnos lo hemos entregado todo. El 4 de agosto de 1658 San Vicente habló a cuatro Hnas que iban a ser enviadas a Calais y entre otras cosas les dijo: “ Que vais a hacer hijas mías? Vais a ocupar el lugar de la que han muerto, vais al martirio, si Dios lo quiere para vosotras. Me parece oíros decir: pero Padre, no hace mucho que vimos partir a cuatro Hnas, una ha muerto y las otras están a punto de morir y ahora, usted manda otras cuatro? Vamos a perder a nuestras Hermanas? Que pasará con la Compañía ? A esto os respondo hijas mías: la sangre de los mártires es semilla de buenos cristianos, por una que ha recibido el martirio, vendrán otras muchas”.

De las 30 mártires en España, 27 sufrieron el martirio en comunidad, con fe y amor ; solo tres fueron sacrificadas individualmente, pero unidas siempre de corazón a su comunidad. Al estallar la revolución había en Madrid 1.800 hermanase y en toda España 9.000 ,divididas en dos provincias. Todas sus comunidades fueron disueltas, a excepción del hospital San Luis de los franceses, porque estaba protegido por la embajada francesa. Entre las dos provincias, 3.500 Hnas sufrieron la persecución y la dispersión , pasaron por cárceles, sufrieron calumnias y malos tratos, algunas de ellas fueron violadas y otras calcinadas en medio de los incendios

En la historia de nuestra familia vicenciana, hay ejemplos bellísimos de esa entrega incondicional hasta el martirio; basta pensar en Margarita Naseau, la primera hija de la Caridad, mártir por haber hecho un acto de caridad con una enferma apestada .El envío de misioneros a Madagascar, a donde no todos llegaban porque varios murieron en el camino. Las Hermanas enviadas a curar a los heridos en Calais, donde algunas murieron agotadas por el trabajo y la fatiga.. Las mártires de China etc. Mirar nuestra historia y ver a través de los siglos a muchas de nuestras Hermanas escribiendo bellas páginas de heroísmo y fidelidad, nos lleva a bendecir a Dios que es el autor de todo bien y a pedirle que a todos nos de esa misma valentía y ese amor, que es capaz de llegar hasta el sacrificio supremo.

Hablar de cada una de nuestras Hermanas mártires se haría demasiado largo, vamos a ver por lo menos algunas:
En Jaen había una Comunidad de 5 Hermanas que trabajaban en el hospital antituberculoso. En julio de 1936 fueron calumniadas de robo y detenidas en oscuros calabozos, en el interrogatorio no les pudieron probar nada y entonces las dejaron en libertad ; como no podían quedarse allí tomaron rumbos diferentes, dos de ellas Sor Ramona Caro y Sor Juana Suárez, tomaron el tren hacia Madrid, era un tren lleno de prisioneros; iban vestidas con el uniforme de la cruz roja, pero les vieron el rosario y entonces las descubrieron, fueron insultadas y maltratadas y al bajar del tren las arrastraron hacia la carrilera y las fusilaron; era el 12 de agosto de 1939.

Hospital de Segorbe. El 27 de junio una banda armada irrumpió en el Hospital y arrojó a las Hermanas a la calle; encontraron refugio en una pequeña pensión dirigida por una antigua alumna. Para ellas este encierro fueron días de oración y recogimiento; deseaban confesarse porque presentían la muerte ,pero no podían salir a la calle porque los milicianos las vigilaban continuamente. Un día, la Hna Sirviente decidió intentar algo y se inventó una estrategia; las Hnas escribieron sus pecados en un papelito que cada una numeró, sabían que en la casa del frente había un Sacerdote refugiado, entonces Sor Martina Vásquez, burlando la vigilancia atravesó la calle, se confesó y entregó al Sacerdote los papelitos de las Hermanas y con él organizó su plan: Al día siguiente a determinada hora, cada Hna siguiendo la enumeración de los papeles, se acercaría al cristal de la ventana y rezaría el acto de contrición, elSacerdote también, con el postigo entreabierto leería el papelito y le daría la absolución; así lo hicieron todas. Aquella misma noche Sor Martina fue detenida y la fusilaron en la carretera fuera de la ciudad. Tenía 65 años.

En Albaceta la Comunidad estaba integrada por 10 Hermanas , llevaba allí 70 años trabajando en la formación y promoción de los internos, en una casa de la misericordia.. Fueron condenadas a muerte, pero avisadas por un empleado, salieron furtivamente en la noche del 26 de julio de 1936, viajaron a Madrid y se refugiaron en casa de un sobrino de una de ellas; pero unos días después la situación económica era muy precaria, entonces salieron a buscar otro refugio; al descender del tranvía las reconocieron y las detuvieron. A las dos Hnas más jóvenes Sor Dolores Ursula y Sor Andrea Calle las llevaron a otra cárcel, donde fueron sometidas atoda clase de vejaciones y al martirio de la violación, finalmente fueron fusiladas en la misma cárcel.. Aceptaron la muerte por fidelidad a Jesucristo y murieron perdonando a sus verdugos y gritando Viva Cristo Rey.

En el Htal Santa Cristina en Madrid trabajaban 15 Hnas atendiendo a madres embarazadas y a niños recién nacidos, al ser expulsadas, Sor Pilar Isabel Sánchez y Sor Modesta Moro ,se alojaron en una pequeña pensión, pero al salir un día para la eucaristía fueron reconocidas como Hijas de la caridad, las arrastraron hasta el kilómetro 6 de la carretera a Toledo , las amarraron juntas y las fusilaron el 31 de octubre. Una de las empleadas de la pensión dijo que Sor Modesta tuvo el presentimiento del martirio, pues al salir pronosticó: “Las dos seremos las últimas víctimas “sus cuerpos fueron enterrados en fosa común y jamás se pudieron recuperar.

Sor Josefa Gironés trabajaba en el departamento de maternidad del hospital San Carlos. El 19 de julio de 1639 hizo sus votos por primera vez y ese día por inspiración del Espíritu Santo, contó, con grande emoción, que había pedido a Dios la gracia del martirio; 4 meses después lo recibió con fe y alegría, en compañía de sor Lorenza Díaz.

SorJoaquina Rey Aguirre. El gobierno republicano decidió suprimir la casa de beneficencia de Valencia, para evitar toda influencia religiosas. El director dio la orden a la superiora de que entrenara a los milicianos en la marcha de la casa, de ello fue encargada Sor Joaquina que sabía defenderse muy bien; los milicianos decían que parecía una abogada y le pedían que se quedase con ellos, cansadas las Hnas de esta situación fueron un día al director y le dijeron que así no podían seguir, el director les contestó que no podían irse porque él no tenía personal suficiente. Tuvieron que sufrir muchos intentos para convencerlas de que se quitaran el hábito y se quedaran con ellos, las estimulaban prometiéndoles muchas cosas pero ellas estaban decididas a defender sus convicciones.
El 21 de julio la Cdad recibió la orden de retirarse. El 25 el Padre Ramón Sanacho les celebró la última eucaristía, animándolas a que fueran valientes. Al día siguiente la Cdad se dispersó, salieron en grupos de dos ó tres a pensiones o casas de familia. El 28 de octubre de 1936 fueron apresadas Sor Joaquina, Sor Vctoria y Sor Josefa, estaba con ellas el Padre José Ruiz. Al amanecer del día 29 los llevaron al cementerio de Gilet. Sor Joaquina se opuso a que las fusilaran en el cementerio porque era un lugar sagrado, entonces las colocaron fuera, junto a una tapia exterior; estando ya allí, Sor Joaquina tuvo miedo ante la muerte y arrebató el arma al miliciano que la iba a matar y que en la cárcel había intentado violarla; entonces el Padre le dijo: Sor Joaquina no pierda esta gracia, no desperdicie la ocasión de entrar triunfante al cielo, tenemos la corona ya muy cerca ; ella entonces entregó el arma, se puso de rodillas y pidió perdón por su cobardía y la absolución , luego se abrazó a su compañera y las amarraron con un cable; acto seguido una ráfaga de tiros acabó con ellas y con los sacerdotes. Sor Joaquina tenía 41 años y 10 de vocación.

Según los experto en gemología, los diamantes sin tallar apenas tienen brillo, pero si se cortan adquieren un brillo muy fuerte. Así la Comunidad de Bétera dio brillo especial a su caridad tras ser cortada y martirizada por su fidelidad a Jesucristo. La Cdad estaba integrada por 7 Hnas que atendían a 380 alumnos de 3 a 12 años. La superiora era Sor Josefa Laborra que, al presentir la persecución animó a sus Hermanas a vivir serenas y confiadas en Dios; les decía: “si nos toca morir por Dios, que sea todas juntas, en comunidad. Esto no tardó en cumplirse, sabiendo que estaba próximo su fin dijo a sus compañeras: “Hermanas, vamos a padecer por Dios, estamos ahora en el huerto de Getsemaní, pero pronto llegará la resurrección “ pidió que la fusilaran la última para seguir alentando en la fe a sus Hermanas y también la de Dolores Broseta que era una hija de María encarcelada y fusilada como ellas.

Sor Dorinda Sotelo. Entró a la Comunidad cuando se empezaba la persecución religiosa, sus padres insistían en que se quedara en casa pero ella respondía:” Aunque me maten yo quiero ser Hija de la caridad” . Después del seminario fue enviada al Hospital del Espíritu Santo en Barcelona, donde las Hermanas cuidaban a los tuberculosos. Era tímida y de carácter bondadoso, sencilla, serena y de buen juicio, estaba dispuesta a seguir a Cristo hasta la cruz. Cuando las Hermanas fueron expulsadas del Hospital y encarceladas se mostró firme en sus convicciones de fe y en su vocación, tanto que llamó la atención de sus perseguidora; entonces le propusieron que escapara del martirio, que ellos le ayudaban, pero ella se negó rotundamente. La víspera de su muerte pudo recibir la comunión; así ella y Sor Toribia su compañera encontraron en el sacramento del amor, la fuerza necesaria para perdonar a sus enemigos y la valentía para afrontar la muerte y defender su castidad y su fe. Sor Dorinda tenía 21 años de edad y solo tres de vocación.

Cuando damos una mirada a la historia de la Compañía, la vemos enfrentado problemas y sufrimientos, escribiendo así una hermosa historia de heroísmo y de fidelidad. Son muchísimas las Hijas de la caridad que han sellado su vida con el martirio, en Francia, en China, en Polonia, en Méjico, en España etc..

Ellas pusieron sus pasos tras los de Jesús Crucificado, como El, sabían que iban a morir y cómo iban a morir, pero su opción era definitiva y su fe era muy fuerte ; se abandonaron en manos de Dios, aceptaron el desprecio, los ultraje y el sacrificio de su vida, para dar testimonio del amor por El.Ante el huracán de la violencia y la persecución, continuaron amando y sirviendo sin desfallecer, aceptaron seguir a Cristo hasta la cruz. Ellas son para nosotras un hermoso ejemplo de fe, de don de sí y de fidelidad inquebrantable.

De los 283 religiosas asesinadas en esa persecución en España, 29 fueron Hijas de la Caridad y de los 2360 religiosos, 57 fueron Sacerdotes y hermanos de la Congregación de la Misión.

San Vicente decía: “ Al comienzo de la Iglesia, los primeros cristiano tenían un fervor y una caridad admirables, no tenían más que un solo corazón y una sola alma y con ese favor hacían maravillas, convertían las almas y se animaban entre sí a sufrir toda clase de tormentos, hasta el Martirio. Si viésemos en la tierra el lugar por donde han pasado todos esos mártires, nos acercaríamos a él con respeto y lo besaríamos con grande reverencia”.

SANTA LUISA. En su testamento había pedido que una cruz de madera con el crucifijo y la inscripción Spes Unica, se alzara sobre su tumba. Esa cruz que la acompañó toda su vida, que fue su pasión y su martirio, esa cruz que ella vivió en seguimiento de Cristo y que la llevó a inmolarse por su amor y a consumir todas vida en su servicio.

A una de las Hermanas le escribe:” Nuestro Señor da a gustar sus consuelos a las almas llenas de su santo amor y les ayuda a hacer frente a todos los sufrimientos y sacrificios de esta vida, imitando a Jesús hasta el Calvario.”

A las Hermanas que estaban en gran peligro curando a los heridos en los campos de batalla les escribe: “Yo estoy segura que el Señor os dará valor y fuerza para morir antes que El sea ofendido en vosotras; Pertenecéis al Rey del cielo y por El debéis estar dispuestas a sacrificar , aún vuestra propia vida.”

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