LAS MARTIRES DE ARRAS

En plena revolución francesa cuatro Hijas de la Caridad que trabajaban en el Hospital de Arras , fueron martirizadas; ellas eran: Sor Magdalena Fontaine nacida el 22 de abril de 1723 en la región del Eure en Francia. Ingresó a la Compañía el 9 de julio de 1748 y era la Hermana Sirviente en el Hospital. Sor María Lanel, nació el 24 de agosto de 1745 en Eu, y entró a la Compañía el 10 de abril de 1764, trabajó primero en París y luego fue enviada a Arrás. Sor Teresa Fantou nació el 29 de julio de 1747 en Miniac (Bretaña) y entró a la Compañía el 29 de noviembre de 1771, trabajó primero como educadora y luego como enfermera en Arrás. Sor Juana Gerard, nació en Cumieres el 23 de octubre de 1752 y entró a la Compañía el 17 de septiembre de 1776.
En el Hospital de Arras que fue fundado durante la vida de los Santos Fundadores, trabajan 7 Hermanas, las obras era múltiples, visita a domicilio, atención a los enfermos y una pequeña escuela gratuita para niñas pobres. Cuando se proclamó la Constitución civil del Clero, que luego el Papa condenó como contraria la fe católica, quisieron obligar a las Hermanas a que juraran, haciéndoles ver que era por el bien de los enfermos, pero ellas se negaron rotundamente porque repugnaba a su conciencia .Ante estas amenazas una Hermana , la más joven que tenía pánico de lo que pudiera suceder la enviaron a su familia, otras dos pasaron la frontera disfrazadas y protegidas por un comerciante, quedaron entonces en el Hospital las otras 4 hermanas, que prefirieron morir antes que abandonar a los pobres. En la historia se cuenta que terminada la revolución regresaron a la Comunidad y lamentaron el no haber tenido la gracia de ser guillotinadas como sus compañeras.
El 12 de julio de 1790 la Asamblea Constituyente votó la Constitución Civil del Clero en la que se sustraída el clero de la autoridad espiritual del Papa y la sometían a un poder civil y unos meses después prescribió que todos los Sacerdotes y Religiosos debía prestar el juramento a dicha Constitución; esto llevó a una verdadera división en el clero porque algunos aceptaron el juramente y otros se negaron .A los que juraron los protegieron y ayudaron, pero a los que se negaron los consideraron como enemigos de la patria. El 1º.de noviembre de 1793 llegó a Arras el Comisario Lebón, era un Sacerdote Oratoriano juramentado, fue nombrado Alcalde de la ciudad ; unos días después empezó a indagar si las Hijas de la Caridad del Hospital había prestado el juramento ; al casa ya estaba vigilada por un empleado municipal con la orden de vigilar a las Hermanas .
Fueron acusadas sin razón, de tener en su poder papeles y periódicos contra-revolucionarios y además de negarse a prestar el juramento, por eso fueron detenidas y llevadas a la cárcel el 15 de febrero de 1794, allí estuvieron unos meses. La guillotina donde inmolaban a los mártires no estaba en Arras, sino en Cambray; y el 25 de junio de 1794 dieron orden al Director de la cárcel para que enviara inmediatamente a las Hermanas a Cambray. Llegaron el 26 muy temprano e inmediatamente las condujeron al lugar del cadalso. Durante el trayecto las gentes reconocieron a las Hermanas del Hospital y gradecidos por el bien que hacían, pedían indulgencia par ellas. Ante la multitud que las rodeaba, Sor Magdalena repitió en voz alta, lo que ya varias veces había dicho cuando estaba en la prisión:” No temáis, nosotras seremos las últimas víctimas”. Esta profecía que movió a risa y a burlas al Comisario Lebón, se cumplió al pie de la letra, ellas fueron en Cambray las últimas víctimas,
Aquella misma tarde la guillotina dejó de funcionar con motivo de una fiesta cívica decretada por Lebón; la desmontaron para dejar sitio a las decoraciones que ordenó para la fiesta y nunca se la volvió a montar. Muy pronto después la caída de Robespierre que había sido uno de los dirigentes de la revolución y que la había llevado a los mayores excesos, puso fin a esta época sangrienta. Estas Hermanas nuestras constituyen el precio que la Compañía pagó a la Revolución francesa, fuera de ellas otras muchas tuvieron que sufrir cárceles y malos tatos, pero en todas partes se mostraron valientes y firmes en su fe y en una total adhesión a la Iglesia católica
La Beatificación tuvo lugar el 13 de junio de 1920 por el Papa Benedicto XV en Roma. Su fiesta se celebra cada año el 26 de junio.

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