La Congregación del Misión llegó a Evangelizar en Etiopía en 1839 y las Hijas de la Caridad en 1868 con Sor Luisa Lequette y otras 7 Hermanas, pero en el año 1894. Tanto los Misioneros como las Hijas de la Caridad fueron expulsado a causa de la revolución, felizmente pudieron regresar en 1897.
Ghebra Miguel nació en Debo (Etiopía) en 1791, su padre era monofisita, es un religión que no acepta en Jesucristo más que una sola naturaleza. En sus primeros años guardó el rebaño de su padre y en un accidente perdió un ojo. Como era de temperamento calmado y serio y sentía pasión por la ciencia, su padre lo envió al Seminario; allí descubrieron sus grandes cualidades, sus valores intelectuales y la belleza de su alma.
A la edad de 19 años entró al Monasterio de Bertule y después de 6 años recibió la túnica blanca y el bonete de los monjes sin embargo durante ese tiempo se dio cuenta que su vida religiosa se limitaba a formas puramente externas y además constataba cierto relajamiento, los monjes ignoraban sus reglas que no se encontraban por ninguna parte, Greba Miguel se propuso encontrarlas y para ello recorrió varios Monasterios hasta que lo logró.
En Gondar encontró a San Justino de Jacobis Misionero Vicentino y con él viajó a Jerusalén, allí terminó renunciando la religión monofisita y abrazó la fe católica. Fue San Justino de Jacobis el que lo evangelizó y lo acogió en el seno de la Iglesia Católica cuando ya tenía 50 años de edad. En medio de una terrible persecución religiosa, fue ordenado Sacerdote el 1º. de enero de 1851 cuando se acercaba ya a los 60 años de edad, y 7 años después de haber abrazado la fe católica.
Entonces empezó a luchar por implantar la fe católica y llevar a la Iglesia de Abisinia a un gran esplendor, se entrevistó con el patriarca Petrus que, al reconocer sus ideas teológicas dictó un Decreto que obligaba a enseñar las dos naturalezas de Cristo, la Divina y la humana. Ese Decreto lo debía publicar y poner en marcha el Abuna Salama, pero para decepción de Ghebra Miguel el Abuna no permitió que se conociera y para deshacerse de Ghebra Miguel, trato de envenenarlo, pero la Providencia lo protegió.
Triste y decepcionado viajó a Adua en busca de San Justino que lo recibió con alegría. En 1844 San Justino fundó en Guala un seminario y lo confió a Ghebra Miguel. Pero el Abuna Salama no había desistido de su mala intención y empezó entonces una verdadera persecución, el seminario fue saqueado y San Justino fue expulsado; sin embargo Ghebra Miguel procuró mantener la misión. Unos días después de su ordenación los enviados de Salama lo capturaron, lo llevaron a la cárcel y allí le hicieron toda clase de promesas para que renunciara a su fe, pero él les contestó:” Prefiero morir en medio del sufrimiento antes que renegar de mi fe católica.”Mientras más crecían las torturas más fuerte era su fe.
Abuna Salama derrotado ante la firmeza del mártir, lo entregó a Teodoro el Gobernador y allí le aplicaron la peor de las torturas que consistía en un grueso tronco con unos 35 centímetros de espesor y con una abertura, donde le metieron los pies, naturalmente no podía caminar ni siquiera sentarse debía permanecer noche y día de pie ; al mismo tiempo lo azotaban en la espalda y en la cara; un día los azotes fueron de tal crueldad que quedó totalmente ensangrentado y parecía que había muerto, pero Dios obró en él un verdadero milagro , al día siguiente su cuerpo estaba sano y no presentaba rastros de la más mínima tortura. Teodoro viendo todo esto lo presentó al Embajador del Rey de Inglaterra diciéndole:” Ha difundido en todo el país falsas creencias, lo he sometido a toda clase de presiones, pero a todas ha resistido, o he traído para que sea juzgado.” Ghebra Miguel le contestó: “Yo no conozco otro juez sino a Jesucristo y su representante en la tierra que es el Pontífice de Roma.”Teodoro enfurecido dictó la sentencia de muerte, sin embargo lo devolvieron a la cárcel. Unos días después Teodoro viajó con todo su ejército hacia el sur del País, se llevaron encadenado a Ghebra Miguel y a otros prisioneros, el viaje fue de varios día si en condiciones muy penosas, entonces apareció entre el ejército la peste del cólera que hizo estragos entre ellos, Ghebra Miguel se contagió y llegó a tal extremo de agotamiento que, apoyado sobre una piedra bajo l sombra de un árbol entregó su vida al Señor el 28 de agosto de 1855, tenía 56 años de edad.
Los soldados le quitaron las cadenas y en medio de lágrimas, porque reconocían su valor y su santidad, lo enterraron en una fosa común. Un tiempo después trataron de recuperar el cadáver pero no fue posible, nunca se encontró. La Beatificación tuvo lugar en Roma el 3 de octubre de 1926 por el Papa Pío XI.
El Beato Ghebra Miguel dio si como Abrahan para ponerse en camino hacia otras tierras; fue un mártir valiente, generoso e intrépido que abrasó con amor la cruz de Cristo. Podemos decir que su vida tuvo una triple vocación: Monje, Misionero y Mártir.
Su testimonio es una herencia espiritual que nos ha dejado y que nos recuerda que cada uno de nosotros tiene un camino que debe recorrer en pos de Cristo y en él aceptar las cruces, el éxodo y las dificultades .Que debemos desinstalarnos en medio de la pobreza y saber discernir y auscultar los acontecimientos y las señales que Dios nos da para mostrarnos su Voluntad.
Que Nuestros Santos y Beatos de la Familia Vicentina, nos alcancen del Señor la gracia de una fe valiente y perseverante como la de ellos y una gran fortaleza para afrontar las dificultades y sufrimientos que nunca faltan a quienes quieren seguir a Jesucristo y anunciar su Evangelio, recordando que el sufrimiento nunca es estéril, sino que es redentor.