El papel de Santa Luisa en la configuración de la Compañía fue decisivo, porque, no solo plasmó el espíritu de la Compañía en esas primeras Hermanas, sino que también, con su visión del futuro y su tenacidad, logró cambios notables en ella, aún oponiéndose en ocasiones a lo que pensaba San Vicente. En eso mostró su fuerte personalidad y su independencia. El estilo de vida Comunitario,, la organización, los reglamentos, la preparación de las Hermanas, todo fue obra de ella. Por eso, con justa razón a Santa Luisa se le pueden aplicar todos los elementos teológicos y canónicos propios de una Fundadora. Ella no es Co-fundadora, como la llaman algunos, ella es FUNDADORA, exactamente como San Vicente.
Es absolutamente cierto que los aportes de Santa Luisa en la Compañía fueron tan importantes que, fácilmente podríamos poner en duda la fundación, si San Vicente no hubiera encontrado en su camino a esta mujer extraordinaria, una colaboradora excepcional, que se impregnó de su espíritu y que fue su brazo derecho en muchas de las obras que llevó a cabo. La actualidad de Santa Luisa la podemos deducir de la vitalidad que tiene la Compañía hoy, de su extensión y de su trabajo en bien de los pobres.
El mensaje de Santa Luisa está vivo, su espiritualidad sigue atrayendo, a tal punto que ahora se la conoce mejor en la Iglesia. Hoy Santa Luisa ha dejado de ser un eco de la voz de San Vicente, para convertirse en una voz profética para el mundo. Claro que esto es cierto, pero tenemos que tomar conciencia nosotras, de que todavía no hemos acabado de conocerla, tenemos que sacarla de la sombra, penetrarnos más de su doctrina y dejar que continúe hablándonos .El estudio de sus cartas, que hemos hecho estos días, nos lo confirman.
Lo que le debemos a Santa Luisa, los logros que tuvo la Compañía, fueron muchos, gracias a su visión sobrenatural, a su tenacidad, a la visión del futuro. Veamos algunos de esos logros:
- Fue Ella, la que gestó la Compañía en su corazón, desde la iluminación de Pentecostés; ese día la Compañía nació en su corazón.
- Fue Santa Luisa la que percibió la necesidad de reunir esas jóvenes, para formarlas y para que pudieran perseverar en su vocación.
- Fue ella la que, bajo la dirección de San Vicente, le dio forma y estructura a la Cía.
- Ella percibió claramente la Voluntad de Dios, que la llamaba a formar con esas jóvenes la Compañía, forzando en cierta manera la voluntad de San Vicente.
- Ella comprendió claramente que el seguimiento de Cristo requiere un compromiso estable, sostenido por una Consagración.
- Fue Santa Luisa y nadie más, las que vio la necesidad de que la Compañía tuviera una dirección unificada y por eso defendió con tenacidad, la dependencia de Sn Vicente.
- Ella, ya segura de la Voluntad de Dios aceptó responsabilizarse de ese pequeño grupo de jóvenes y a ellas les dedicó sus últimos 27 años.
- No solamente las formó, las seguía paso a paso, las animaba y acompañaba en sus dificultades y en su trabajo con los pobres.
- El nombre de Hijas de la Caridad lo debemos a ella, porque el primer decreto de aprobación, decía” Sirvientas de los pobres de la caridad”. Ella se opuso a ese nombre.
- Ella, consagró la Compañía a la Santísima Virgen en Chartres declarándola la UNICA MADRE DE LA COMPAÑIA.-
Todo esto exigía de Santa Luisa una actividad asombrosa, la formación no era fácil porque las primeras Hermanas eran jóvenes ignorantes aunque con buena voluntad. Santa Luisa fue una verdadera madre para ellas, fue el alma, el motor, una auténtica educadora. Ella era la que vivía con las Hermanas, la que las conocía, la que hacía los reglamentos etc. Era una mujer profundamente espiritual, pero al mismo tiempo de una actividad y capacidad de trabajo asombrosos. Lo vemos en la forma como organizó el trabajo con los niños expósitos, con los galeotes, con los ancianos en el Hospital del nombre de Jesús etc. Los viajes que hizo para visitar a las Hermanas eran largos y penosos, tanto por el invierno, el verano fuerte y los medios de transporte, como por los lugares donde tenía que hospedarse.
Nada la detenía, ni el cansancio, ni su frágil salud, ni los problemas; el ardor que la impulsaba le ayudaba a superarlo todo; estaba convencida de su Vocación de entrega y de caridad; y en esa entrega, puso al servicio de las Hermanas y de los pobres, toda su rica personalidad y sus virtudes. Todo este trabajo lo pudo realizar gracias a su constante unión con Dios, a San Vicente en el cual se apoyaba y también a su fuerte personalidad.(Sor Lilia Garcia Isaza)