En la EUCARISTÍA de DESPEDIDA
“Entren por sus puertas con acción de gracias”
Con este versículo del salmo 100 damos inicio a esta Eucaristía que recoge los sentimientos de gratitud de las Hermanas de nuestra Provincia, por la misión que el padre Diego Luis cumplió con generosa entrega y gran eficiencia, en la animación y el acompañamiento de las hermanas durante 4 años.
Es la voz de la Provincia la que se hace sentir hoy en forma de oración de acción de gracias a Dios, por quien con entusiasmo y dedicación cumplió su misión de Pastor solícito, cercano y alegre.
El papa Francisco nos dice; “un cristiano que no sabe dar las gracias ha olvidado el lenguaje de Dios”. Si padre, el lenguaje de la gratitud es el lenguaje de Dios, por eso en esta Eucaristía pedimos para usted, su familia y su nueva misión como Visitador, la bendición de Dios y la animación del Espíritu Santo.
PALABRAS DE GRATITUD POR LA MISIÓN DEL PADRE DIEGO LUIS COMO DIRECTOR PROVINCIAL DE LAS HIJAS DE LA CARIDAD – CALI VALLE
Padre, Diego Luis, nuestro corazón exulta de alabanza y gratitud ante Dios por todo lo que Usted significó para nosotras como Hijas de la Caridad…
Usted hizo una ofrenda total de su ser y hacer…se dio…se entregó. Hizo de su vida una “Kénosis” porque abandonó en las manos de Dios su propia voluntad para llegar a ser completamente receptivo a la voluntad del que lo había llamado a esta gran misión: Dios.
Usted hizo de su consagración Sacerdotal un vaciarse de sí mismo…siempre estuvo en camino especialmente en la búsqueda de levantar a la más débil y necesitada de misericordia.
Su presencia en medio de nosotras durante este tiempo fue ejemplo vivo de sencillez, de humildad, mansedumbre, mortificación y celo por las almas, las cuales como facultades del alma de su consagración, supo ponerlas al servicio en todas sus acciones, las cuales siempre se veían animadas por ellas.
Gracias padre Diego Luis por su SENCILLEZ:
“Gracias por hacer todas las cosas por amor a Dios, sin tener otra finalidad en todas las acciones más que su gloria”[1]
Gracias por la escucha atenta, sincera, respetuosa y prudente a cada una de las Hermanas, las familias y los Pobres.
Gracias Padre Diego Luis por su HUMILDAD:
Gracias por que Usted “supo abajarse y poner a Dios en el primer lugar, en el centro de su corazón”[2], en el centro de su ministerio Sacerdotal y en el centro de su ser como Director provincial; por eso pudo ver a las Hermanas, con la mirada de Dios, un Dios que ama, levanta, acompaña, guía y perdona. Usted permitió que Dios lo hiciese pequeño para engrandecer a muchas…
Gracias Padre Diego Luis por su MANSEDUMBRE:
Gracias Padre por saber soportar, perdonar todo aquello que no vio edificante en cada una de nosotras. Gracias por sus consejos oportunos y sus críticas constructivas.
Gracias por acercarse a cada Hermana desde la realidad en que se encontraba, sin juzgarla, sino siempre en estado de servicio, respeto y caridad.
Gracias Padre, por su MORTIFICACIÓN:
Su vida supo estar marcada por esta virtud. Su sencillez y humildad, hicieron que su vida fuera ligera, austera, sin complicaciones.
Gracias por no exigir nada para sí y ser todo para los otros. Gracias por vivir sencillamente.
Gracias Padre por su CELO POR LAS ALMAS:
“Gracias por su ardor y por el puro deseo de hacerse agradable a Dios y útil al servicio para la salvación de las almas”[3]
Gracias por el Celo en la extensión del Reino de Dios en la Provincia, en cada Hermana, en cada Pobre.
San Vicente decía: “Si el amor de Dios es fuego, el celo es la llama; si el amor es un sol, el celo es su rayo. El celo es lo más puro que hay en el amor de Dios”[4]
Gracias Padre por su testimonio de vida de oración, por su alegría evangélica, por su sano y buen humor.
Gracias por llevarnos a Dios.
Padre Diego Luis, son tantos nuestro sentimientos de gratitud que resta solo decirle…Dios le pague….nuestro mejor regalo será la oración…y lo pondremos todos los días en el Sagrario y en el corazón de la Madre, para que continúe sembrando luz y esperanza entre sus cohermanos y entre todas aquellas personas que se encontrará en su camino. Que el Espíritu Santo lo ilumine con su fuerza y con su gracia.
Eterna Gratitud.
Sor Gloria María Aguirre Franco
Hija de la Caridad