Publicado el enero 7, 2022enero 7, 2022SOR LINDALVA JUSTA DE OLIVEIRA. Nació en Río Grande (Brasil) el 20 de octubre de 1953, en una familia de 13 hijos de los cuales ella era la 6ª. De su madre aprendió a servir y amar a los pobres y especialmente a los niños, se preocupaba por los enfermos y los visitaba llevándoles alguna golosina. Desde muy temprana edad sintió el llamamiento de Dios a la vida consagrada, pero no lo pudo realizar sino más tarde, porque tuvo que ocuparse de acompañar a su padre viudo y enfermo.Cuando ya estuvo disponible para darse a Dios escribió pidiendo la admisión en la Compañía de las Hijas de la Caridad de la Provincia de Recife; en la carta decía: “ Tengo 33 años , pertenezco a una familia pobre, sencilla y honrada , he sentido el llamamiento de Dios desde hace mucho tiempo ,pero solo ahora estoy libre de todo compromiso, tengo buena salud y fuerzas para trabajar “ Entró a la Comunidad el 16 de julio de 1986. Una vez terminado su tiempo de formación fue enviada l Albergue San Pedro, que era una residencia de ancianos en el Salvador, donde había 40 hombres.Enérgica, alegre y olvidada de sí, compartía su fe con niños y jóvenes y era un verdadero apoyo para sus compañeras. Se le confió un pabellón de ancianos y se entregó con amor a su tarea, los amaba a todos y veía en cada anciano al mismo Dios, por eso los trataba con sumo respeto y delicadeza. Era profundamente piadosa y sobrenatural, con convicción decía: “Meditar y asimilar la palabra de Dios es necesario en estos tiempos en los que la proximidad con el mundo y con los pobres, nos puede enfrentar a situaciones difíciles.”Entre los 40 hombres del Albergue había uno llamado Augusto de Silva, un hombre de 46 años violento, apasionado e irascible que, en realidad no debía estar allí, pero que logró que lo recibieran por algunas recomendaciones. Se enamoró de Sor Lindalva y así empezó para ella una lucha y un verdadero calvario; por eso no es extraño que en sus escritos se encontraran frases como éstas: “Llegaremos a conocer si amamos verdaderamente a Dios, si aceptamos con valentía la Cruz”. Estas palabras muestran ya la lucha que estaba viviendo.El 9 de abril de 1993 que era un viernes Santo, Sor Lindalva asistió con sus compañeras de comunidad al Viacrucis de la Parroquia. No podemos dudar que ese viacrucis fue para ella la ocasión de meditar sobre la pasión, muerte y resurrección de Cristo a quien ella amaba y había consagrado su vida; sus pensamientos y sentimientos se orientaban hacia la trayectoria de la vida pasión y muerte de Nuestro Señor, a quien había consagrado su vida.; se preparaba con ese viacrucis sin darse cuenta al holocausto supremo de su unión profunda con su pasión y muerte. En uno de sus escritos dice: “Cada día de nuestra vida debe ser un día de acción de gracias por el gozo de haber sido llamadas por Dios para servirle en los pobres. Quien sigue a Jesucristo, recibe la fuerza para imitarlo y llevar su Cruz; yo quiero irradiar esa felicidad sirviendo y haciendo el bien.”Terminado el viacrucis Sor Lindalba regresó al albergue , se puso su delantal de sierva y empezó a preparar lo necesario para el desayuno de los ancianos; subía la escalera llevando una bandeja, cuando sintió que alguien la tocaba en el hombro, al volverse a mirar ,solo pudo ver su agresor que le propinó una cuchillada violenta en el cuello, cayó y el asesino sació su ira y su venganza apuñalándola por todo el cuerpo; no pudo soportar que ella rehusara sus perversas insinuaciones. Su cuerpo quedó despedazado, sin embargo era puro como el día de su Bautismo, con su sangre había sellado su compromiso de ser toda de Dios.El asesino fue detenido por la policía y llevado a la cárcel ante la consternación de las Hermanas y de todo el personal. Las Hermanas de Recife guardan como preciosa reliquia su hábito ensangrentado y el cuchillo que sirvió para su martirio. Esas reliquias hablan de lo que fue esta Hermana, de su ejemplo y sus virtudes. San Vicente hablando a las Hermanas les decía: “Piensen en las Hermanas que ya han pasado a la eternidad, piensen como eran, qué hacía, con qué espíritu lo hacían y esfuércense por imitarlas.”La Beatificación de Sor Lindalva empezó ante el clamor del pueblo que continuamente lo pedía impresionados por su fe, por esa joven Hija de la Caridad que habían conocido y que servía con tanto amor a los pobres, por su fe y su martirio. El 17 de enero del año 2000, el Arzobispo de Salvador, después de recibir la autorización del Tribunal Eclesiástico, nombró una Comisión especial, compuesta por varios expertos, para qué hicieran una cuidadosa investigación sobre la vida y las virtudes de Sor Lindalva ,para que recogieran las pruebas y escucharan a los numerosos testigos de su martirio. El Tribunal recogió todas las pruebas y escuchó a numerosos testimonio; después de este trabajo 3 de marzo del año siguiente en la Catedral del Salvador el tribunal presentó el resultado de su trabajo, fue firmado por el Cardenal y llevado a Roma por el Procurador Fray Paolo Lombardi. Un grupo de teólogos y expertos lo revisaron detenidamente todas las actas del proceso y llegaron a la conclusión de que Sor Lindalva era en verdad mártir de la fe y de la castidad.Sor Lindalva fue Beatificada el 2 de diciembre del año 2007 en Salvador con una impresionante ceremonia en el Estadio , a donde acudieron unas 50.000 personas ,la Superiora General con su consejo, numerosas Hijas de la Caridad y además su madre y uno de sus hermanos , la madre llevaba la reliquia de su hija. Ambos dieron testimonio de lo que Sor Lindalva representaba para la familia; su madre expresaba intensa alegría al pensar que había dado una hija Dios y a los pobres., era admirable ver su serenidad y su alegría.La vida de Sor Lindalva nos dice que el Reino de Dios no se construye por la violencia sino por el amor y la entrega desinteresada en el servicio . Todo discípulo de Cristo está llamado a sufrir por amor y a servir . “Yo les mostraré todo lo que tendrá qué sufrir y padecer por mi nombre “, le dijo Jesús a San Pablo cuando lo eligió.¿Qué nos dice Dios ahora a través de esta hermosa vida, una vida corta pero llena de Dios? La pone ante nuestros ojos para que aprendamos a amar y a vivir solo para Dios y a centrar nuestra vida en El. Sor Lindalva decía: “Hay que meditar y asimilar la palabra de Dios , esto es necesario para qué nuestro servicio tenga sentido y valor ; necesitamos leer la palabra de Dios desde el punto de vista del pobre, pero también leerla desde la vida de los pobres.Al comenzar a estudiar el decreto sobre el martirio de Sor Lindalva, el Prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, el Cardenal José Saraiva , recordó las palabras del Papa Benedicto XVI a los religiosos. “ Pertenecer el Señor significa consumirse en su amor, dejarse transformar por su belleza , ofrecerle su pequeñez que ,unida a su grandeza, da testimonio la riqueza del amor . Pertenecer al Señor, he ahí en qué consiste la misión de los hombres y mujeres que han escogido servir a Cristo en los pobres , a un Cristo casto, pobre y obediente para que el mundo crea y sea salvado.”Pidamos al Señor por medio de Sor Lindalva y de todos los Santos y Beatos de la Familia Vicentina, como nos lo dice el Padre General, que nos ayude a vivir nuestra vocación como la vivieron ellos y nos alcance del Señor vocaciones sólidas que sepan consumir su vida amando al Señor en los pobres.